Cuando es tu hijo quien tiene que verte

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Pensé contarlo en un hilo de twitter, luego creí mejor hacerlo en el podcast de La Familia Vikinga e incluso pensé en guardármelo para mí y no contarlo en absoluto porque así somos muchos de nosotros, preferimos guardarnos nuestras pequeñas miserias y no airearlas. Al final sin embargo, decidí que si creé la cuenta de Viking’s Mama con sus RRSS, blog y podcast, es para contar como es la crianza a ciegas de un niño sin discapacidad, y como todo en esta vida que tiene momentos preciosos y otros más difíciles, hoy toca contar uno de los difíciles. NO para victimizarme ni para que nadie sienta compasión, de hecho ése es un sentimiento que cuando percibo que va dirigido a mí, llevo muy mal, y me cuesta horrores gestionar porque no creo que nadie deba compadecerse de mi situación ya que no hay motivos para ello.
A estas alturas y después de todas estas reflexiones, creo que me apetece más escribirlo tranquilamente, sin límite de caracteres ni de minutos. A mi ritmo y tomándome todo el tiempo del mundo para pensar como contarlo y expresarlo de la mejor manera que sepa.
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El síndrome de la mala madre o como no saber ser felices.

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¿Vaya título no? Toda esta reflexión viene a raíz de las vacaciones de verano del Vikingo. Mis padres, como unos avis cracks que son, nos comentaron a Juanjo y a mí qué nos parecía si en vez de apuntar al Vikingo a un casal, se quedaba con ellos a pasar el mes de julio en el pueblo a disfrutar de la piscina, el jardín, su bici, sus primos mayores y sobre todo disfrutarse mutuamente avis y nieto.
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La creatividad en marcha: Preparando biberones y dando medicinas a ciegas

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Vamos a inaugurar esta sección de trucos para padres y madres ciegos pero a la vez también para visibilizar a tod@s como nos las apañamos, y que lo que hacemos no es magia, solo y quizá, algo más creativo.
Hoy empezamos con los biberones.

¿Cómo preparamos un biberón sin liarla en las medidas?

Sí papis y futuros papis, para los que ya habéis pasado por ello y para los que aún no pero vais en camino o pensáis en pasar algún día, cuando se es mamá o papá primerizo te obsesionas con todo y con seguirlo al pie de la letra, no sea que te equivoques de un mililitro y el bebé implosione!
En nuestro caso el pequeño Vikingo desde que nació hizo lactancia mixta, por desgracia por circunstancias, no pude producir suficiente leche para que fuera LME así que tomaba pecho y biberón pero… ¿cómo lo hacíamos para no colarnos con la medida de agua que tenía que tomar sin poder ver los números del recipiente?

Bodegón: La jeringa en dos partes se ve el émbolo con las 3 marcas. A parte se ven la tetina de un biberón, un vaso de agua y el biberón destapado.

¡Con una jeringa! sí señoras y señores, comprábamos jeringas y le pedíamos al farmacéutico por favor si podía marcarnos el émbolo cada 30ml y él lo hacía con un cuter y… ¡listo! así de fácil. Llenamos un vaso largo de agua, introducimos la jeringa, cogemos el agua hasta la marca del émbolo que nos interese y la traspasamos al biberón, y repetimos la acción cuantas veces sea necesaria para llenarlo hasta la medida que corresponda.
Por ejemplo, de recién nacido empezó tomando biberones de 30, así que con una vez que llenemos la jeringa hasta la primera marca que es la de 30ML, es suficiente.

Mano de Núria sujetando una jeringa con agua hasta la marca de 30ML dentro de un vaso de agua.

El tema de la leche no tiene ningún misterio, se llena el cacito que va en los botes de la leche de fórmula y se enrasa ya sea con el propio borde del bote o con el canto de un cuchillo, el que no corta, pasándolo por encima del cacito para eliminar cualquier resto sobrante y se echan en el biberón los cacitos que toquen por cada medida de agua.

Dándole la medicina, o intentándolo.

La técnica de la jeringa es igualmente aplicable en los medicamentos. Sí, en algún momento tendréis que darle algo, sea la vitamina D, apiretal si le sube la fiebre, estilsona como fue en nuestro caso en momentos muy puntuales de crisis de bronquitis… y ahí más aún que en los biberones, hay que ser muy exactos en la dosis que le damos al bebé.

Pote de apiretal y una jeringa pequeña con apiretal dentro hasta la marca de la dosis.

Con la misma técnica de la jeringa marcada en el émbolo pero por supuesto siendo jeringas mucho menores y marcando el émbolo en la dosis que el peque ha de tomar, no debería daros tampoco ningún problema. Llenamos la jeringa hasta la marca, le damos unos golpecitos y presionamos muy levemente el émbolo para asegurarnos que no queda aire en él y que todo lo que hay es la dosis de medicina correspondiente.

¿qué pasa si nos dan la dosis en gotas? aquí una proporción que nos dió nuestro amigo el farmacéutico: 20 gotas son aproximadamente 1ml, así que si os dicen que vuestro hijo ha de tomar 10 gotas de la medicina X, pensad que 10 gotas equivaldrán más o menos a 0,5ml. Aunque si tenéis dudas, en el prospecto suele venir la equivalencia.
¡Apunte para las lectoras y lectores ciegos! si necesitáis consultar prospectos de medicamentos, existe la App Medicamento accesible plus:

El problema vendrá en el momento de tratar que el peque se la tome, ahí ya el ingenio de cada cual para lograrlo.

Espero que os haya sido de utilidad este post o al menos que haya aplacado vuestra curiosidad al respecto.
Si tenéis alguna duda, sugerencia, petición que queráis que os cuente en el siguiente post sobre esas cosas del día a día de la pa/maternidad a ciegas, no dudéis en escribirlo en los comentarios o mandármelo por twitter.

Hoy tenemos de vuelta a la fotógrafa oficial del blog, mi prima Laura ¡Muchas gracias reguapa por la sesión superpro de fotos y por las horas a las que te pedí hacerlas!

¡Abrazos vikingos!

Netparking a ciegas.

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Otro tema recurrente ahora que Vikingo tiene 3 años, aunque en realidad ya empezó a surgir la primavera pasada, es el tema del parque.

Sí! el netparking es como el tan de moda networking, pero en vez de estar en espacios elegantes repletos de mesas llenas de deliciosos manjares mientras te paseas por allí con otra gente para charlar y tratar de hacer negocios o presentar tu proyecto, darte a conocer y conocer a otras personas que comparten tus intereses profesionales y dando targetas de visita supercuquis, el netparking es rodeado de mamis, papis y otros cuidadores varios, cargados de botellines de agua, zumos, bocatas, fruta y otras merendolas menos sanas intentando vigilar a los peques que juegan por allá cerca o no tanto mientras comparten sus penas y alegrías de la p/maternidad y crean los tan temidos grupos de whatsapp xd.

¿qué tal llevamos el netparking los padres ciegos? o bueno, ¿qué tal lo llevo yo? Pues va a días.
Volvemos un poquito a lo que ya os conté en el post de Ni superheroína ni supervillana, solo una madre ciega» y es que es otra de las situaciones donde yo personalmente si no voy con alguien de confianza que pueda echarme una mano para vigilar que mi hijo está bien y seguro, no voy. Y ese alguien por supuesto no ha de ser ciego.
¿Y quienes suelen haber por ahí? pues otras madres/padres del cole pero claro… y me repito, si no me avisa alguien que está ahí con su peque por si quiero quedarme… yo no lo sé y por muchas ganas que tenga de estar con mi peque en el parque o lo mucho que él me pida de quedarnos, con toda la pena del mundo, tengo que decirle que no y que ya jugaremos en casa.

La primavera pasada me sucedió algo que fue el gérmen para crear este post y el anterior. Un día que ya conocía a una mami de la guarde y me quedé con ella y otras tantas en el parque, otra de las madres de la clase de mi Vikingo me dijo: «Ah! yo pensaba que no querías quedarte en el parque!» y es cuando le expliqué lo que acabo de contaros más arriba, de la necesidad que tenemos nosotros de que ellas o ellos nos digan si están ahí para poder acercarnos o de quedar antes por whatsapp por ejemplo.

Quizá habrá otras madres o padres ciegos que lo hagan de otro modo o se atrevan a llevar solos a sus peques, no es mi caso. Además Papá Vikingo también es ciego ttotal así que no tenemos ni un poquito de resto visual en el que apoyarnos.
A veces voy con mis padres, alguna otra con mi hermano, con amigos… pero nunca sola con él. Quizá cuando el peque sea más mayor y comprenda la situación de sus papás y de la importancia de no alejarse, de contestar cuando le llamamos y de ir diciéndonos donde está (cosas que ya voy intentando enseñarle y practicamos), empiece a perder un poco ese temor y me anime a intentarlo.

PD: Para las/los que hayáis leído el anterior post, que sepáis que sí! que ya estoy en un grupo de whatsapp de madres de la clase del peque y no, no me añadieron porque me hubieran leído por aquí, fue por otro motivo 🙂

Ni superheroína ni supervillana. Solo una madre ciega

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Hoy no van a haber fotos ni anécdotas divertidas de Vikingo, hoy es un post de reflexión, desahogo, un post que considero necesario escribir y que vosotr@s lo leáis.

Me hace cierta gracia cuando os leo a muchas y muchos horrorizados con los grupos de whatsapp de padres de las clases de vuestros hijos, espantados de que ya os han agregado o rogando que no lo hagan… y yo pienso, a mí no me ha agregado nadie y me gustaría… ¿Seré rara? bueno, ya sabemos que soy freaky y a mucha honra pero ¿Llegar a ese punto de rarunez?

Pues sí, yo soy la que en cuanto coincide en el bus o cruzando hacia el cole con un padre o madre que me dice cualquier cosa que me haga sospechar que efectivamente es un padre o madre del cole, le suelto el rollo para averiguar si es de la clase de mi hijo y comentarle que a ver si vamos coincidiendo y nos damos los whatsapps para poder quedar para llevar a los niños al parque y que jueguen… ¿que me gusta hacer esto? No, nada de nada, de hecho yo soy una persona más bien tímida e introvertida a quien todo esto le da mucho corte, además de pensar que los demás creerán que soy un coñazo o peor aún, que les daré penita.
Y entonces os estaréis preguntando, ¿Por qué lo haces? Pues porque si no, no tenemos interaqcción social, al menos lo que yo he vivido, hay muchos otros padres y madres con discapacidad que lo vivirán a su manera, este es mi blog y obviamente yo os cuento lo que yo vivo.

A la gente parece que le dé miedo, respeto, cosa…. acercarse a nosotros, y por supuesto también habrá otros que quizá ni se lo planteen. Las interacciones sociales siempre cuestan un poquito pero si puedes utilizar la magia de la mirada, es algo más sencillo, porque solo con una mirada puedes ver a esa persona con la que el otro día hablaste y te cayó bien, a la otra con quien no tuviste feeling, a esos otros que reconociste por haberles visto en la reunión de padres de inicio de curso, a esa otra familia que el peque lleva la mochila con el distintivo de la clase de tu hijo… y es mucho más fácil acercarte y entablar conversación.

En nuestro caso, por motivos evidentes, todo esto nos lo perdemos por lo cual o eres extremadamente extrovertido y te pones a hablar con el resto de padres que te vas cruzando al ir a recoger al peque, o como es mi caso, me quedo sin conocer a casi nadie.

sé por supuesto que me toca esforzarme y lo hago de buen grado por mi chiquitín, y es por esto que intento ser menos vergonzosa y hago lo que más arriba os he contado, pero también intento explicar a quien me acerco y ahora a quienes me leéis, que necesitamos que vosotr@s también pongáis algo de vuestra parte, que si hemos hablado en alguna otra ocasión y os hemos caído bien, os animéis a acercaros si nos veis y a saludarnos, porque nosotros no lo vamos a hacer, no por falta de ganas, sino porque no vemos que quizá os tenemos justo al lado y no, no penséis que es tan fácil esto de reconoceros por la voz y menos cuando hace poco que nos conocemos… igual que hay gente a la que les cuesta acordarse de las caras, hay gente ciega a la que le cuesta acordarse de las voces y si además son voces que hace poco que escuchamos y se entremezclan con otras tantas, es misión casi imposible detectaros.

Al final con todo esto, quiero deciros que somos personas como cualquier otra, que una de nuestras múltiples características es la ceguera, pero eso no nos hace dignos de una admiración casi como si fuéramos superhéroes ni tampoco de un respeto o temor como si fuéramos supervillanos. Nos apañamos lo mejor que podemos con las herramientas que nos han tocado y las estrategias que cada uno en su vida ha ido elaborando para superar obstáculos y sobre todo, somos personas que con lo que tenemos, intentamos disfrutar la vida a tope y ser felices, y sí, os juro por Snoopie que lo logramos.

Así que ya sabéis, a la próxima que os crucéis conmigo, si os apetece y os caigo bien, ¡saludadme!

Micropost: ¡Yo arreglo ojos!

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Hace tiempo que los peques de la edad del Vikingo, especialmente las niñas se han fijado y nos hacen la pregunta: —¿Qué te pasa en los ojos?— o —¿Por qué tienes los ojos cerrados?— Hasta ahora pero, el Vikingo no había mostrado ningún tipo de inquietud o interés al respecto, pero a las puertas de cumplir 3 añitos, lo ha hecho.

—Mami, obe ulls! abriéndomelos él con los dedos—
—Yo aleclo ulls—. —Si carinyo? i com els arreglaràs?—. —A matillo!— Coge un juguete que simula un martillo e igual que simula arreglar sus coches, aviones, otros juguetes, nos da muy flojito en la frente encima de los ojos y ¡voilá! ojos arreglados.

La verdad es que la ocurrencia del martillo me hizo muchísima gracia, tan inocente mi chiquitín! lo que confieso que me dió pena y se me escapó alguna lágrima al principio, es cuando se empeñaba en que abriera los ojos. Siempre he tenido presente que ese día llegaría y que yo sería fuerte y no haría un drama de ello pero al final, cuando tu peque te cuestiona por primera vez por tu discapacidad… es durillo.
Él sigue pidiéndonos tanto a su papi como a mí que abramos los ojos o haciéndonos notar que los llevamos cerrados y ahora ya lo llevo perfectamente, me lo diga en casa, en la calle, en el bus, siempre le cuento lo mismo, que mami tiene pupa en los ojos y casi no los puede abrir igual que se lo dice su papi, ¿Para que darle de momento más explicaciones? y se queda conforme…, hasta que le vuelve a venir a la cabeza.

La temible operación pañal: El diario

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Fase previa.

Summer is coming, Vikingo ya hace medio año que cumplió su segundo día del nombre y como es costumbre en nuestra sociedad, empiezan los comentarios y rumores sobre cuando va a quitarse el pañal, que hay que aprovechar el verano y que en el colegio les quieren ya con los esfínteres controlados. ¡estrés! ¡horror! pero si Vikingo no quiere saber nada de quitarse el pañal y ni se le ocurre avisar cuando hace pis o caca! de hecho a veces habiendo hecho caca, se lo preguntamos y lo niega… ¿Cómo vamos a quitarle el pañal si no está preparado en absoluto?

Tutoría con su profe en la guarde, por supuesto el tema sale a la palestra y nos confirma que ella tampoco le ve a punto. ¿qué hacemos? es como una carrera a contrareloj… pero, ¿qué pasa con el ritmo del niño? Lo hablamos papá vikingo y yo y coincidimos que hay que respetarlo ya que de otro modo no vemos que la operación pañal vaya a tener ningún éxito. Aún y así sigo preocupada por como intentar estimular y ayudar al peque a que empiece a mostrar interés y ganas por hacer sus cosas como mamá y papá.

Hablo con una muy buena amiga de toda la vida, que tiene dos nenes preciosos y me comenta que ella antes de retirarle el pañal al peque, que es de la edad de Vikingo, estuvo como un mes poniéndole en el orinal cada vez que tenía que cambiarle el pañal, cuando le bañaba, antes de acostarle… Lo sentaba en el orinal a ver si quería hacer algo, le contaba algún cuento… le compró calzoncillos chulos… y así el peque se fue animando y acostumbrando hasta el día D en que se lo quitó y ya no fue traumático para él. Me pareció una estupendérrima idea así que se la comenté al papi y la pusimos en marcha.

Primero estuvimos sentándolo en el WC sujetándolo y aunque no se quejaba no le veíamos cómodo así que en cuanto en la guarde nos comentó su profe que empezaba a animarse a ir al orinal, raudo y veloz papá vikingo le compró esta chulada.

En cuanto lo vió el peque, quiso probarlo y… ¡bingo! éxito a la primera! las fiestas y la emoción por su primer pipí en el orinal en casa fueron de traca y él la mar de feliz porque, sí señores, como buen orinal accesible, no podía ser menos en nuestra casa xd, cuando hizo pis sonó una musiquita de celebración así que ya sabéis… Va estupendo que suene la música por si no se oye como cae el pipí en la vacinilla.
El orinal a parte de esto es genial porque puede usarse como reductor para sentarlo en el propio water y también como alzador para alcanzar el lavabo y lavarse las manitas. Es todo de plástico con las patitas del pato y la cara en el respaldo del orinal y totalmente desmontable y cómodo para limpiar.

Hasta aquí la previa, que de momento promete… Ahora que ya me he aprovisionado de calzoncillos y pantalones cortos de algodón tipo chándal, estamos listos para el día D, o mejor dicho, P.

¡Que la fuerza y los dioses nos acompañen!

El diario.

Primer fin de semana.

Sábado por la mañana, 9 y pico, se levanta el peque y viene a buscarme diciendo que tiene pipi y caca para que le cambie el pañal, ya es un paso! antes ni me avisaba cuando llevaba el pañal cargado.
Le cambio y reflexiono y me digo que le pongo otro ya que quiere salir a comprar el pan y a pasear a Whost con su papi y pienso que después de desayunar ya tranquilos y en casa, daremos el tiro de salida. A todo esto yo ya nerviosa perdida.
A todo esto llega nuestro salvador en forma de un prime now de Amazon que nos trae entre otras cosas otro orinal para el piso de arriba, éste muy sencillito, vacinilla de plástico sin ninguna «pijada»
Desayunamos y en el siguiente cambio, ¡voilá! bye bye pañal, hola calzoncillos de los Minions! en H/M tienen packs de 7 slips muy apañaos pero en el que tengo al lado del trabajo solo les quedan de este modelo así que solo cogí un pack… para que quiero 14 calzoncillos de los minions? al vikingo le hacen cierta gracia pero tampoco no es que sea un ultrafan.
Por no extenderme porque el día no da para mucho, le fuimos preguntando si tenía ganas de hacer pis o caca, la respuesta indefectiblemente siempre era no así que empezamos a llevarle nosotros al orinal ya sin preguntar sino diciéndole que íbamos a ir a probar. Incluso nosotros nos sentábamos en el WC a ver quien hacía algo antes jajajaja y nada…
resultado final: escapes 4, orinal 0.

El domingo más de lo mismo, esta vez en cuanto se levantó ya le quitamos el pañal porque el pañal de la siesta y de la noche por supuesto aún los lleva y otra vez el mismo proceso y otra vez las mismas respuestas, nada de querer ir al orinal por si mismo, nada de avisar si tenía pis y nada de hacer en el orinal cuando nosotros decidíamos que era un buen momento para ir.
escapes 6, orinal 0.

Guardería

Ya fue sin pañal y por suerte no hubo escapes en el camino. Magicamente cuando le recogí por la tarde la profe me dijo que lo había hecho genial, ni un escape y que incluso no se levantaba del orinal hasta no haber hecho al menos alguna gota… ¿Perdón? ¿Dónde está el truco?
En casa… como si nada, se le escapó un par de veces y sin siquiera avisar que se le había escapado… Confieso que me frustré, sé que llevamos muy poco tiempo pero ver que en la guarde lo había hecho tan bien y que en cambio en casa ni siquiera avisaba cuando se le había escapado, me resultó un poco con perdón, cabreante, eso sí, obviamente a él no se lo demostré, sé que hay que hablarles siempre con mucho amor, acompañarles y aceptar sus escapes diciéndoles que hay que seguir intentándolo y que a la próxima saldrá mejor.

Evolución

Hoy es miércoles y lleva dos días en casa por estar enfermito, un rollo porque sé que le hubiera ido genial estar en la guarde estos primeros días sin pañal pero qué le vamos a hacer…
Ayer en general se le volvió a escapar todo, pero hubo un pequeño avance, digamos que eran escapes a medias, no me avisaba para ir al orinal pero cuando yo veía el escape le llevaba y algo hacía, ¡hasta un poco de caca logramos que hiciera! y él se da cuenta que nos ponemos super contentos cuando lo hace ahí.
Como soy un poco mamalapa y estoy siempre alrededor de Vikingo, me doy cuenta muy rápido de cuando tiene escapes y aunque a veces aviso a alguien de mi familia para hacer evaluación de daños, los tengo muy controlados… ¡tacto y olfato al poder!

Hoy… veremos si la evolución sigue progresando o qué hace con su papi y su avi.

#VDLN 11: Banda sonora de un postparto

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Uno de mis primeros posts fue en el que os conté mi preparto y parto y en él os dije que algún día escribiría sobre mi postparto y nuestra adaptación. De eso ya hace más de un año y el post sigue sin escribirse.
Como es un tema que aún me remueve bastante, he pensado que el vdln sería una buena excusa para hacer ese post que tanto se me resiste.
Son muchas sensaciones las que viví, muchos sentimientos, unos dulces, otros más amargos… es aún un torbellino que no tengo muy claro como ordenar así que allá vamos.

El peque nació y las 48h que estuvimos en el hospital pasaron rápidas entre tratar de descansar, tratar de establecer la lactancia materna con el chiquitín, aprendiendo a estimularme los pechos para ayudar a la subida de leche, recibiendo visitas de familia y amigos, la compañía de mis padres, el apoyo en todo de todos… sobre todo de JJ y mi madre, l’àvia vikinga 😉 y así, con un pequeño susto sobre si nos tendríamos que quedar o no por el tema de la vilirrubina del peque, al final nos dieron el OK para volver a casa.
En casa tenía instalados a mis suegros, son de Málaga así que vinieron en cuanto se les avisó que iba de parto. De hecho les dió tiempo de sobra con lo largo que fue el nacimiento.
Y fue en casa donde realmente empezamos a darnos cuenta del cambio de 180 grados que había experimentado nuestra vida. El tiempo para nosotros se había esfumado, incluido el tiempo de descanso. El chiquitín no dormía bien y entre pecho, bibe, cambiarle, sacaleches… nos pasábamos las noches en danza.
Las noches las pasaba acompañada de papi vikingo pero durante el día ya cuando él empezó a trabajar, aunque teletrabajaba, era yo quien estaba por el pequeñín y fueron muuuchas horas él y yo juntos por eso para intentar no pensar, usaba el iPhone como reproductor de música. Escuchaba mucho una emisora a la cual me enganché en mi viaje a Colorado en 2011 .
Pero claro, eran muchas horas de butaca y es que lo que más me pesó del postparto fue el tema de la lactancia. El pequeñín tuvo que hacer por circunstancias lactancia mixta ya que no hubo manera que me subiera la leche y a resultas de ello primero perdió mucho peso, así que imaginaros. NO podía parar de llorar y angustiarme hasta que acepté que lactancia mixta era lo que tocaba.
Mientras mi yo interno trataba de asumirlo y hacerse a la idea que otra de las muchas cosas que había soñado estando embarazada tampoco se iba a cumplir, la música seguía sonando y sonando. La recopilación de canciones de disney Princesses fue otra fiel compañera.

Horas, días, semanas en la butaca de lactancia, meciéndonos, estimulando, bibes, sacaleches, frustraciones, amor, tristeza, llantos, relactador, humillación, teléfono con asesora de lactancia, whatsapps, apoyo, ánimos…, y al final, después de dos meses, resignación y aceptación.

Sí, en esta casa somos de gustos musicales muy eclécticos y no sé por qué, sentí que debía sonar Chiquitita también. Mi estado de ánimo concordaba con el de la chica de la canción verdad?
Dos meses lo intenté, hasta que el peque ya no quería saber nada de la teta porque de ahí no salía lo que salía del bibi. Y aunque aún me queda por superar, lo más importante que es mi hijo ha crecido fuerte, grande, guapo y sobre todo y esencial, sano y feliz. Y aunque fue un postparto agridulce, fue una experiencia en la que aprendí mucho y aprendimos a establecer otros vínculos dado que no pudo ser el de la lactancia. Eso sí, para mi chiquitín fui un chupete estupendo durante esos primeros meses y su refugio favorito para sentirse acogido, calentito y arrullado ya que la música no solo me consolaba a mí sino que yo no paraba de cantarle a él.

¡Feliz #vdln hoy desde las entrañas!



Colechar o no colechar…

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¡damas y caballeros! en el lado izquierdo del cuadrilátero tenemos al colecho, con un peso de siglos de tradición y de múltiples culturas que lo practican, en el otro lado encontramos el no colecho, con el peso de la modernidad y la independencia del individuo… saluden, jueguen limpio y ¡que empiece el combate!

Y es tal cual así, colechar vs no colechar, pecho vs biberón, porteo vs carrito, parto en casa vs parto en hospital, blw vs papillas… y un largo etc que he ido descubriendo a lo largo de mis 2 años de maternidad.
En esta ocasión como el título del post ya os indica, os voy a contar mi experiencia sobre el tema del colecho, y es que para artículos profesionales sobre si es mejor que el niño duerma con nosotros o no… ya hay muchísimos en la red y muy probablemente la mayoría de los que me seguiïs, ya los habréis leído.

Cuando me quedé embarazada empezamos a montar la habitación del pequeño vikingo, que por cierto quedó de rechupete, modestia a parte 🙂 con unos muebles y una butaca de lactancia en blanco preciosos, las paredes pintadas al estilo El Principito con una luna, estrellas, planetas… una pasada y por supuesto la cuna, una cuna de estas convertibles con cambiador en los pies que cuando el niño crece se convierte en tropecientas cosas, entre ellas una cama, un escritorio, una mesita de noche…
¡Estupendo! con la habitación montada para cuando vikingo creciera un poquito, también compramos una Minicuna de colecho para los primeros meses. Es un invento genial porque se acopla a la cama con unos cinturones de sujeción que van por debajo del colchón, le quitas una de las barandillas de madera, le frenas las 4 ruedas y el peque tiene su espacio pero unido a la cama de los papás.
La verdad es que le sacamos mucho partido los 6 meses que vikingo cupo en ella. va de fábula tanto si hacéis lactancia materna como si no. Me encantaba dormir cogiéndole la manita y estando en contacto con él.

Una vez ya se le quedó pequeña la cunita, el paso siguiente nos pareció lógico y era llevarle ya a su habitación, a su supercuna convertible.
establecimos rutinas de sueño con la cena, el baño y a la butaca a mecernos mientras o bien le cantábamos alguna canción inventada, le contábamos algún cuento inventado también o le poníamos a nuestra querida Dàmaris Gelabert y sus «cançons de Bressol» y el paso más complicado, le metíamos en la cuna sin despertarlo. Había días que lo lográbamos a la primera, otros no. Pues bien, tanto con luz quitamiedos como sin ella, era un constante ir y venir, ya fuera por los múltiples despertares del peque como por comprobar que estuviera respirando y bien.

Lo estuvimos intentando en verano y al ver que no había manera de descansar ni él ni nosotros, decidimos volver al colecho y qué cambio! al menos ya no se me salía el corazón por la boca casi cada hora cuando por el escucha oía al peque llorar, ahora sí me despertaba tambbién, sí me llevaba un susto ya que soy de las que a la mínima se sobresaltan pero al momento el peque se tranquilizaba al sentirnos a su lado y todos dormíamos de nuevo.

Cuando ya tenía año y pico, volvimos a hacer la intentona de que durmiera en su habitación pero el resultado fue el mismo. despertándonos casi cada hora porque perdía el chupete, quería agua, se asustaba… y sin descansar a gusto así que de nuevo volvió a nuestra cama y exceptuando algún día que lo hemos vuelto a probar, aí seguimos, el peque con 27 meses y colechando con nosotros.

Ciertamente no se duerme igual que sin peque en la cama, al menos yo. De hecho os confieso que como mejor duermo es sola, será por lo que comentaba más arriba que a la mínima que me rozan o hay algún movimiento, me despierto sobresaltada. Además, contra más mayor es vikingo más ocupa, más se mueve y más patadas, codazos y cabezazos recibimos en distintas partes del cuerpo, dependiendo de si el señorito está en posición normal, perpendicular a nosotros o con la cabeza en los pies.
Eso sí, no cambio todos estos inconvenientes de mi sueño para que él pueda dormir tranquilo, seguro y nosotros poderle acompañar en sus despertares y sus terrores nocturnos que hace un tiempo que parece que empieza a tener. Y además, no hay cosa más preciosa que despertar junto a él o mejor aún, que él te despierte con una caricia, un besito, un «nonnia mami!» (bon dia, buenos días) o sí, también con un susto, le encanta dar sustos!

Ya veis que también en estos temas se puede adoptar una postura más moderada y sobretodo lo más importante, una postura que os convenga a la familia que sois los que tendréis que sobrellevar unas cuantas noches antes que vuestro peque duerma del tirón, si es que lo logra.
¿sois colechadores, no colechadores, habéis probado ambas cosas, ¿cuál os funciona mejor? ¡Contadnos!

Abrazos vikingos.

¡Feliz segundo día del nombre!

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Y ya tienes dos añitos mi pequeño vikingo. Dos preciosos años en los que has crecido mucho, aprendido tú y hemos aprendido los que te queremos y rodeamos.
Estás y eres precioso, cada día más parlanchín, aumentando tu vocabulario y tu destreza al ablar con frases cada vez más a menudo de dos palabras. Y aunque sacas a relucir de vez en cuando la rebeldía y genio típicos de esta edad, sigues siendo tan dulce y amoroso como siempre.

En tu segundo cumpleaños en el que ya eres más consciente del mundo que te rodea y empiezas a tener tus propios gustos, no podíamos celebrarlo de otra temática que no fuera tu adorada Patrulla Canina.

Mesa decorada de la Patrulla Canina

Ya ves, lo encontramos todo! platos, vasos, mantel, servilletas, globos y claro, hasta la guirnalda de ¡feliz cumpleaños!
Hasta tus tiets te regalaron un conjunto de plato, vaso y cubiertos de la Patrulla para que comas siempre bien acompañado de tus perrunos amigos.
Estuvimos toda la familia y aunque estabas blandito porque aún tenías algo de bronquitis, te lo pasaste bien, sobre todo con el parking que te regalaron con varios coches. Sí, los tut tut bólidos de Vtech cantarines, que si la grúa, que si el camión, el taxi, el todoterreno, etc.
Y llegó el momento del pastel y de soplar tus dos velitas.

Pastel sacher con figura fondant de Marshall encima

El sacher estaba delicioso y la figurita de Marshall de fondant, que por desgracia no hice yo porque no tengo esa traza, era tan preciosa que se salvó de ser devorada 😉 y lo mejor es que cumplió su cometido y es que tú la vieras y la reconocieras todo diciendo «Mashal Mashal!»
soplaste tus velitas, oh yes! tambbién de la patrulla, Marshall y Chase, un poco a regañadientes porque querías seguir jugando así que en cuanto las apagaste, te fuiste a seguir con tu parking.

Fuimos entre todos 20 personas entre tú, tus papis, avis, abuelos, tiets y cosins, metidos en el comedor de casa y fue un éxito de cumple. Todos disfrutamos acompañándote y charlando y claro, disfrutando de la comida. Tortilla casera, guacamole casero, medias lunas con embutido, quesos, patés, jamón ibérico, frutos secos, fruta para quien quisiera… vaya, que no nos quedamos con hambre no.
Tú que no comiste mucho picoteabas entre carrera y carrera de coches porque lo que tú más querías es que jugáramos contigo. Muchas veces me llamabas y cuando me acercaba me indicabas con golpecitos en el suelo a tu lado diciendo «aquí mami, seu!» para que me sentara y jugara contigo. ¡Adoro esos gestos tuyos!

En conclusión, la fiesta fue un éxito porque todos colaboramos, yo me encargué de la decoración, sí! ciega y me quedó bien chula modestia a parte! tu papi se encargó de que llegara a tiempo a casa y al mejor precio, tus avis consiguieron esa delicia de pastel y el precioso Marshall, tus abuelos nos ayudaron a papi y a mí a cocinar y a colgar los globos y la guirnalda y tus tiets y cosins junto con avis, abuelos y papis, hicieron posible que la fiesta triumfara con su compañía, su buen saque comilón y sus risas y sobre todo su amor por ti.

¡Feliz año koalita! te queremos.