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Los niños son mucho más perceptivos de lo que imaginamos y lo son desde bien pequeñitos, desde bebés.
de manera natural, el pequeño vikingo desde muy chiquitín percibió que la manera de conseguir lo que quería de sus padres era cogernos de la mano y llevarla al objeto que le interesaba o como mínimo en dirección a ese objeto así que desde los 8 meses más o menos, actúa de esta manera con nosotros.
A nosotros como a él, nos ha parecido lo más normal pero a nuestro entorno que mayoritariamente no es ciego, les sorprende muchísimo y es que al principio el chiquitín no discriminaba y con todo el mundo actuaba de la misma manera pero más adelante comprendió que con el resto con señalar el objeto de sus deseos era más que suficiente.
Lo mismo hace cuando quiere enseñarnos algo, de manera espontánea nosotros siempre le decimos ¿a ver? alargándole la mano y desde siempre él nos deposita el objeto en ella, igualmente él mismo cuando nos quiere mostrar algo sin que le pidamos o le hagamos el gesto directamente nos pone el objeto en la mano o nos coge de la mano y nos lleva donde quiere que vayamos. Además, desde que empezó a decir sus primeras palabras, todos estos gestos los acompaña con la verbalización de sus intenciones, con lo cual está hecho todo un parlanchín y un lorito.
Cuando vamos por la calle, mira la TV, vamos en bus, coche… tengo la sensación que quiere describirnos todo lo que ve porque no para de contarnos: «coche! utubú! a poto! a bici! guaguas!» acompañados de distintos soniditos a cuál más adorable de sorpresa cuando ve algo nuevo o que reconoce.
No sé si será cosa mía pero tengo la sensación que para la edad que tiene, 2 años hará el domingo, es un pequeño que aunque revoltoso, traviesillo y movido como tiene que ser, es muy responsable y se da cuenta de las necesidades diversas que tenemos cada uno.
Este comportamiento que puedo ver y disfrutar con mi hijo a diario y alucinar de como evoluciona y de lo inteligente y espavilado que le hace ser, lo he visto en otros peques. Por ejemplo mis primos también se tomaron ya de bien pequeños con total normalidad mi ceguera y el hecho de que las cosas para que yo las viera me las tenían y tienen que poner en la mano o que si quieren que les acompañe a alguna parte que no conozco, han de cogerme de la mano. O en la chiquitina de la edad de mi peque, de una buena amiga mía ciega también, que de manera espontánea se dió cuenta que JJ y yo somos como su mamá y actuaba con nosotros igual que con ella.
Considero muy positivo para los niños el que puedan tener contacto con el mayor tipo de gente posible, les hará de mayores más abiertos y tratarán con normalidad e inclusión a todo el mundo. Así que es importante fomentar charlas en los colegios para que visibilicen las distintas realidades que existen y cualquier otra actividad participativa que les ayude a entender que todos somos distintos pero no por ello mejores ni peores. Que en la diversidad reside el encanto.
¡Abrazos vikingos!