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Somos muchas y muchos los que la primera vez que tuvimos que afrontar una pérdida de algún ser querido fue de pequeños, y fue de alguna mascota. Probablemente también en nuestra infancia partieron personas muy allegadas a nosotros, pero generalmente no vivían en nuestras casas ni teníamos un trato tan cercano como con nuestros animales de compañía, al menos os hablo por mi experiencia y las de la gente de mi entorno.
Al tener una mascota aprendimos a cuidar y atender a un ser vivo que depende de nosotros, eso crea un fuerte vínculo con ellos a parte de aprender a ser responsables y adquirir sensibilidad hacia lo que nos rodea.
Recientemente hemos sufrido una gran pérdida en la familia vikinga, uno de los miembros de nuestra patrulla canina nos ha dejado.
Bella, mi adorada perra guía ya jubilada nos dejó, dormía y se fue.
Bella ha sido la perrita más maravillosa que podría haber tenido como compañera y guía en los 11 años y medio que hemos pasado juntas. Una perra excepcional en todos los sentidos, y no solo dicho por mí y por todos los que la quieren, sino también por muchas personas que tuvieron la suerte de conocerla y por supuesto, por otros usuarios de perros guía que alucinaban con lo especial que Bella era.
Hace tiempo, cuando la jubilé, publiqué un Homenaje a Bella y nuestro tiempo como superequipo, por si queréis conocerla mejor.
Su partida nos ha afectado mucho, no solo a mí sino también a mi familia, amigos… vaya, a todos los que hemos tenido una relación cercana con ella.
Mientras escribo se me siguen saltando las lágrimas, pero escribo no para ponernos tristes de nuevo, sino para recordar lo magnífica que era, y para contaros qué distinto es pasar el duelo siendo adulto que siendo niño, porque a estas alturas imagino que os estaréis preguntando como ha vivido su primera pérdida el pequeño Vikingo.
Hablemos de la muerte
La palabra nos agobia y nos suena muy fuerte, pero siempre he pensado que hay que contarles a los niños la verdad de las cosas, incluida la muerte, eso sí, adaptándonos a la edad del pequeño.
Es un tema al cuál llevaba ya algún tiempo dándole vueltas, y planteándome como hacerlo. Lo hablamos largo y tendido también con Juanjo, y pedí recomendaciones de literatura sobre el tema a mis queridos Hyperactivos. Fue Juls de Bebé a mordor, Ocio alternativo y familiar quien me aconsejó un par de posts de uno de mis padres bloggers favoritos, Tang de Naranja
En este post habla de Como hablar de la muerte a los niños y afrontar el duelo y en este otro post recomienda Cuentos para afrontar la muerte
Después de leer sobre el tema me sentí tranquila, al menos me di cuenta de que mi manera de pensar es la que los profesionales recomiendan para afrontar una pérdida. Aún y así, la teoría es una cosa y la práctica otra muy diferente, ya que nunca sabes como va a reaccionar tu hijo.
En el caso del Vikingo, se lo conté en cuanto volvió del colegio. Ya hacía tiempo que veía a Bella enfermita, nunca se lo quisimos esconder y de hecho siempre que me decía que quería ayudarme a darle la comida, las medicinas… lo que fuera, siempre le decía que por supuesto, y la verdad es que siempre lo hizo con tanto amor y paciencia que me dejó sorprendida y emocionada. Me preocupé mucho de que supiera que estaba ayudándome mucho y de que Bella era feliz de recibir sus cuidados, en realidad a veces comía más cuando el peque se lo daba que cuando se lo daba yo.
La última noche, aunque en ese momento no sabíamos que lo sería, el peque nos ayudó a darle agua y le dije que le diera las buenas noches a Bella.
Retomando lo que os contaba, al llegar a casa del colegio fuimos al despacho donde duermen los perros y se lo conté, sin esconder tampoco mis lágrimas. en su momento me vió llorar cuando hablaba con el veterinario y me preguntó que por qué lloraba y que las mamis no lloraban, a lo cual le respondí que lloraba por Bella y que por supuesto que las mamis lloraban, y los papis y cualquiera que lo necesitara.
Le pregunté si recordaba que Bella era ya muy muy mayor y estaba muy enfermita y le expliqué que cuando somos muy mayores podemos ponernos enfermos y morir, le dije que eso le había pasado a Bella y que el veterinario se la había llevado. Una vez le conté todo esto, lo único que me preguntó fue, ¡Dónde está y ¿está sola? Es curioso, ¿verdad? son preguntas que ni había pensado que me haría, especialmente la de si está sola, y en realidad son las más lógicas para un niño de 4 años, que al fin y al cabo lo que ahora más miedo y desasosiego le da es el estar solo o no saber donde estamos sus padres. Una vez le respondí a sus dos preguntas, siguió jugando como si nada.
Un mes después
Ha pasado ya un mes desde que Bella nos dejó. Y durante todo este mes he ido redactando poco a pocco este post, leyéndolo, releyéndolo, tocándolo y retocándolo… y en este mes, el pequeño Vikingo, como ya me esperaba, ha ido haciendo su duelo interno y ha ido procesando la partida de Bella.
Cada vez con más frecuencia me pregunta por ella, como bien nos cuenta Tang de Naranja en el primer post al que os he referido, entre los 2 y los 6 años los niños aún no comprenden el hecho de la irreversibilidad, y por mucho que le cuento a mi hijo que ya no podremos volver a ver a Bella, él no lo comprende y espera que cualquier día el veterinario nos la traiga de vuelta… Me pregunta el por qué no podremos volver a verla y yo le digo que aunque no podamos, siempre la vamos a tener en nuestros recuerdos y eso nos ha de alegrar, acordarnos de todos los buenos momentos que pasamos juntos.
Me temo, sin embargo, que va a seguir preguntando y echando de menos a nuestra preciosa perrilla hasta que poco a poco lo vaya asumiendo, y probablemente por lo pequeño que es, la vaya olvidando.
Hasta siempre Bella, siempre estarás en nuestros recuerdos.
Siento muchísimo vuestra pérdida. Las mascotas son parte de la familia y en el caso de vuestra perrita muchísimo más por todo lo que os ha ayudado y la compañía que os ha hecho. A mi el tema de la muerte también me da cierto respeto. Justo fui a la misma charla que Tang de Naranja así que me ayudó mucho a conocer cómo tratar el tema con niños. Un abrazo muy fuerte.
Hola guapa, muchas gracias por comentar… Sí que da mucho respeto però es parte de la vida y en algun momento hay que empezar a hablarlo así que… La cuestión es hacerlo al nivel de comprensión de cada peque y poco a poco, solo lo que ellos vayan necesitando y pidiendo.