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Estamos en plena semana de carnaval. Sí, para muchos, especialmente para todos los que somos mamis/papis y tenemos a peques en edad escolar, llevamos desde el lunes inmersos en disfraces, pinturas, peinados, calcetines de colores… etc.
En nuestro caso el lunes tocó ir en pijama a la guarde, el martes con un peinado original y la cara pintada (al vikingo se la pintaron de pirata), el miércoles fue lo que aquí llamamos la rua, es decir el paseo o desfile por la calle disfrazados con sus mejores galas, ayer fue con un delantal ya que fue «dijous gras o jueves lardero» y prepararon tortilla y hoy van con una corbata y un calcetín de cada color.
Toda esta semana está siendo distinta y especial para el peque pero el miércoles fue el colofón para él y para nosotros.
Papá vikingo y yo decidimos cogernos el día de fiesta, dado que el año pasado ya nos perdimos ver al chiquitín disfrazado en la guardería, este año decidimos que no queríamos perdérnoslo.
Confieso que fue todo un drama disfrazar al peque y mira que primero le motivaba ir de pirata pero fue ver el disfraz y echarse a llorar. Llegó un punto que hasta me planteé si quitarle el disfraz y llevarle a la guardería sin él pero poco a poco se fue calmando y al final logramos salir de casa contentos y todo.
Como el día era precioso, fuimos andando en un agradable paseo, además el avi vikingo se animó a acompañarnos 🙂
La rua empezó a las 10 y los peques salieron formando un tren y pasearon por la calle enfrente de la guardería mientras las mamis, papis, abuelos y familiares varios y por supuesto las educadoras, íbamos acompañándolos. Mi chiquitín iba el primero rodeado de su querida «Aten», (Ascen, la profe) y una nena que iban de la manita, y en cuanto nos vió fueron todo sonrisas, bailes y saltitos al ritmo de la música, hasta yo bailaba! de hecho durante un ratito en el que mi padre hacía de camaraman íbamos papá vikingo y yo al lado del peque con whost, que iba guiando, y en otro momento yo me acoplé a la rua, dado que tampoco era algo muy formal e íbamos de la manita él y yo, si supiérais que bien me acompaña mi bebé… cada vez que lo pienso me emociono.
Una vez terminamos el paseo, pudimos disfrutar un ratito más de nuestros pequeños en unos parquecitos ballados delante de la escuela. Vikingo me pidió que entrara a jugar con él y así lo hice. Sí, con algo de miedo porque era un entorno desconocido para mí lleno de pequeñines y adultos moviéndose de aquí para allá y yo sin ver, no tenía ningún punto de referencia. Pues pareciera que el peque lo intuyera porque nada más entré, me cogió de la mano y me dió una vuelta entera por todo el recinto, como si quisiera mostrarme como era de grande para que yo me hiciera un mapa mental. Una vez llegamos de nuevo al punto de partida y saludamos a papá y a l’avi vikingos, me llevó a su juego preferido, el tobogán! y ahí empezó a aprender qué es esto de hacer cola y tener que esperar su turno, cosa que al principio no llevó muy bien, ya que es algo impaciente pero lo asumió rápido.
Yo disfruté tantísimo de ese rato, no os lo podéis imaginar! sentirme una mamá como cualquier otra que está jugando con su hijo, no sentirme fuera de lugar, no sentirme extraña o la mamá ciega a la que han de ayudar. El peque sin que siquiera casi yo le llamara estaba todo el rato cerca mío, jugando, haciendo cola, divirtiéndose… y yo podía compartir ese ratito. Además las otras mamás y educadoras que ya me conocen o como mínimo me tienen vista me hicieron sentir super acogida. Todo fue muy fluido. Que tocaba foto de grupo, mi peque y yo de la mano y alguna de las mamis nos ayudaba a colocarnos en el sitio, que tocaba hacer trenecito para volver a la guarde, peque y yo de la manita y alguna mami si nos despistábamos nos echaba un cable… de hecho no es que nos despistáramos, es que al ser ya la despedida, ningún peque quería entrar y por supuesto el mío no fue la excepción, así que íbamos a pasito de mosca jeje.
En resumen por si aún no lo habíais notado, fui muy pero que muy feliz pudiendo participar en las actividades de nuestro pequeño vikingo, además con puntos extra de felicidad al haber estado con papá y avi vikingo.
¡Feliz Carnaval!